#5. Biodegradable, mejor
No cualquier bolsa debería valer para recoger la caca del perro en un mundo saturado de microplásticos.
Nadie duda de que hay que recoger la caca de tu perro. Otra cosa es que siga habiendo gente muy guarra. El problema es que, a menudo, recoger el excremento que tu perro ha dejado en el bosque es menos eco-friendly que dejarlo ahí tirado, apartado o enterrado.
No voy a deciros que recojáis las cacas en la montaña (sería muy hipócrita por mi parte), pero sí que reviséis bien con qué tipo de bolsas lo hacéis. Quizá tirar de las Amazon Basics o de los portabolsas del Mercadona sea algo (un poco) más barato para el bolsillo, pero es desastroso para el planeta.

En cambio, no me cansaré de recomendar bolsas biodegradables de verdad (no las que dejan microplásticos a tutiplén, ojo), como las Green Maker, o las DumiPets: hay un montón, haced vuestra propia investigación. Dos euros de inversión extra, pueden ahorrarnos millones de plásticos más en un planeta saturadísimo. Y vale la pena.