#11. El peligro, y el tamaño
Todos los perros son perros: debemos respetar sus espacios y su comunicación por ser perros, no por ser grandes o peligrosos.
Si llevas tiempo trabajando con animales, no te crees eso de “no hay perros peligrosos”. Los hay, claro; perros que por su carácter, manejo, high drive o aprendizajes pueden ser un riesgo para niños, ancianos o para cualquiera. Hablar aquí de perro bueno o perro malo es simplificar y reducir la cuestión.
Lo que sí te puedo decir es que personas peligrosas hay muchas más, e inconscientes (digo en relación con los perros; bueno, y en general). Y te cuento esto a raíz de un reel —un remix, concretamente— que se ha hecho viral por Instagram, y que trae cola, porque un mastín marca a una chica que se le sube encima y lo abraza. Lo titulé: “Los perros no son un juguete, ni tú eres Heidi.”
Lo importante aquí, no obstante, es entender que todos los perros son perros, que debemos respetar sus espacios y su comunicación por ser perros, no por ser grandes o peligrosos. Si no, caemos en ese grave malentendido que sufren los perros pequeños, como los chihuahuas o los yorkies, cuyas demandas o peticiones de espacio a menudo suelen ignorarse, levantarlos del suelo, abusar de nuestro tamaño. Dentro de cualquier perro habita ese ancestro común cuya genética está en el más grande y en el más pequeño, y su bienestar depende de que esas necesidades se respeten.